Cantalapiedra vivió ayer su primera fiesta de la matanza con un merecido homenaje póstumo a Manolo Pérez Tapia, el matachín. Quien en tantos cientos de matanzas ha participado realizando el sacrificio del cerdo y su posterior estrazado.
La fiesta de la matanza fue todo un éxito gracias a la participación de decenas de voluntarios.
Los carniceros Rober y Dorín abrieron los marranos y después Sera y Dorín se encargaron de dividirlos en partes. Pero fueron muchas otras las personas que participaron aportando su mano para hacer posible esta celebración en comunidad, que se llevó a cabo entre el salón Pósito y el pabellón municipal, debido a la lluvia.
Durante toda la jornada se contó con el acompañamiento de Ángel Rufino de Haro, El Mariquelo, que estuvo acompañado de las charras María Boufalaka y Luisa Novillo, y de los tamborileros: Víctor Hernández e Ismael El Gallito de Fermoselle.