En
Cantalapiedra muchos días se respira tristeza porque las gentes se van. Ayer se
marchó una vecina ya mayor, pero no por ello menos importante. Agustina era
querida en la Villa y cumplía su papel de vecina, de madre, de abuela, de
hermana y de muchas cosas bonitas más, además era social y se la podía ver en
la plaza o participando en muchas actividades.
Cosas muchas y
positivas se pueden decir de la gente buena, aspectos que recordamos de repente
cuando ya es demasiado tarde, pero que nos hacen sentirnos agraciados por haber
compartido parte de nuestra vida con ellos.
En la Buena Villa de Cantalapiedra ya se echa de menos a esta buena mujer.
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