Los dulzaineros, Víctor, Francisco y David, hicieron sonar sus dulzainas desde la tribuna del gran templo espiritual de Cantalapiedra, el día de las águedas. Tras sonar esta pieza del compositor Giuseppe Verdi el párroco, Juan Andrés, aludió al privilegio que acababan de disfrutar, calificando el momento de un lujo.
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