Pasear estos días por los caminos de Cantalapiedra es una experiencia maravillosa. Al placer de poder contemplar el horizonte sin fin se suma la explosión de colores. Verdes intensos de un cereal bien regado por el cielo contrastan sobremanera con las amarillas colzas que han estallado en flor atrayendo hacia ellas toda la atención de los insectos polinizadores.
Además de ser gratis, es sano y en el término de la Muy Buena Villa de Cantalapiedra.
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