La noche del domingo al lunes de la Inmaculada ha estado marcada por las bajas temperaturas. Los tejados de Cantalapiedra amanecieron blancos hasta que el fuerte sol pronto comenzó a deshelar la ligera capa de escarcha. En la mañana del viernes también se produjo una de las primeras nieblas. Son las durezas del invierno en Cantalapiedra, Elementos atmosféricos que contribuyen a modificar los hábitos de vida y que dibujan un paisaje nuevo en colores y temperaturas. Esos contrastes rompen con la monotonía de la llanura castellana.
Quedan pocos días para que entre el invierno, esa época del año para la que hay que estar preparado en cuerpo y alma, pues al poco de la entrada en esta estación también llega la Navidad.