Cantalapiedra está en un momento crucial. Dentro del actual panorama de pérdida de población del medio rural también se encuentra nuestra buena villa. Pero son muchos más los riesgos que amenazan a esta localidad salmantina. Sin ánimo de buscar culpables ni responsables, si me gustaría reflexionar y opinar, considerando que los que vivimos en esta localidad, los que veraneamos en ella, los que nos sentimos de aquí, los que queremos a Cantalapiedra, somos los que tenemos que ponernos las pilas para detener esta caída en picado a la que se ve sometida nuestra localidad.
No se puede obviar que estamos en un periodo electoral, y que por primera vez elegiremos siete en vez de nueve concejales. Cantalapiedra ya tiene menos de mil personas empadronadas. Perdemos vecinos porque hay menos natalidad y han fallecido muchas personas, también porque muchas personas se buscan el futuro fuera del pueblo.
Por suerte en Cantalapiedra contamos con tiendas, bancos y variados servicios que hacen de esta localidad un lugar privilegiado, al que acuden a diario personas de pueblos de alrededor. Estas localidades también están perdiendo población a una velocidad vertiginosa. A los de Cantalapiedra también nos interesa que estos pueblos se mantengan porque ellos acuden a nuestro pueblo a comprar y, entre otras cosas, al centro de salud.
Hay muchas cuestiones más, pero quiero detenerme en el castigo al que se está sometiendo a esta localidad en cuanto a ocultar la existencia de la misma en diversas publicaciones, principalmente a nivel Salamanca y Castilla y León. Teniendo en cuenta que Cantalapiedra es un pueblo más de esta región y de esta provincia y que además, cuenta con muchas virtudes como su gran historia, es realmente triste que nadie se pronuncie ante el silencio al que se esta sometiendo la existencia de esta localidad.
Escribo esta opinión antes de saber quién será la persona elegida como alcalde o alcaldesa, sin ánimo de influenciar en la intención de voto, más bien con ánimo de manifestar la intención de comenzar a manifestar una necesaria reacción de las gentes de Cantalapiedra que no se puede callar más.
Creo que urge proteger Cantalapiedra, que quienes la queremos nos pongamos las pilas y empecemos a movernos, exijamos, trabajemos, luchemos, reivindiquemos y nos hagamos oír. Necesitamos una reacción y un impulso para esta localidad.
