Uno de los grandes privilegios de Cantalapiedra es el de contar entre sus hijos, con dos mujeres en el camino de los altares. La primera de ellas es la Sierva de Dios, Madre Ángela María de la Concepción (1649-1690), fundadora de la comunidad de Trinitarias Recoletas de El Toboso (Toledo) y primera priora del monasterio, la segunda es la Venerable Madre María Amparo del Sagrado Corazón de Jesús (1889-1941), fundadora y primera abadesa del monasterio de Hermanas Clarisas del Sagrado Corazón de Jesús de Cantalapiedra.
Ambas están en proceso de Beatificación y Canonización, que es el camino formado por cuatro etapas mediante el cual la Iglesia reconoce a los santos como modelos e intercesores por haber practicado heroicamente las virtudes y haber vivido en la fidelidad a la gracia de Dios, según Aciprensa. Las etapas de este proceso son Sierva de Dios, Venerable, Beata o Bienaventurada y Santa. Entre los requisitos para llegar a ser Santa, cualquiera de ambas madres fundadoras ha de tener reconocidos al menos dos milagros atribuidos a su intercesión.
La biografía es importante en estas personas que son ejemplo de fidelidad, y precisamente, el 6 de julio y el 7 de julio son fechas destacadas en la vida de ambas protagonistas. Por orden cronológico, se puede recordar que Ángela María de la Concepción recibió el santo hábito de la Orden de la Santísima Trinidad Calzada en Medina del Campo el 7 de julio de 1669. Siglos más tarde, un 6 de julio de 1941, llegó el final de la vida terrenal de la Madre María Amparo del Sagrado Corazón de Jesús, quien al atardecer de ese día de verano, "sale al encuentro del Señor con su lámpara encendida", tal y como lo explican las propias Hermanas Clarisas en 'Espigando'.
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