Falta de mantenimiento en el entorno de la estación y restricción de ferrocarriles por el coronavirus
La estación de Cantalapiedra, destacada en la línea de ferrocarril de Medina del Campo a Fuentes de Oñoro, está prácticamente olvidada, al menos en lo referente a su mantenimiento.
Los entornos de la misma y solares se encuentran repletos de maleza, sin que se hayan limpiado ni en primavera ni en verano.
Destaca especialmente el terreno en el que se alzaban las viviendas que derribaron sin permisos municipales y que podrían haber sido vendidas o alquiladas a bajo coste a personas con dificultades. Dicho solar, que en su día dijeron que sería más fácil mantener sin las edificaciones, se encuentra repleto de hierbas secas y dentro del mismo algún agujero que puede resultar peligroso si alguien osara acceder a dicho espacio.
No es solo cuestión de Cantalapiedra, pero también preocupa en la localidad la restricción de horarios de tren que posibilitan ir a Salamanca, Valladolid u otras localidades, pero sin permitir ir y volver en el día a la capital de la provincia. En Cantalapiedra, por suerte hay servicio de autobús, otras personas poseen vehículo particular, pero el que se eliminen servicios básicos de ida y vuelta en el día perjudica principalmente a quienes menos recursos tienen, es decir, a quienes no tengan vehículo propio ni dispongan de vivienda en la capital o posibilidad de pernoctar en la ciudad. Por lo que estas limitaciones son un claro perjuicio para el más débil.
El Ayuntamiento aporto medio millón de reales para la construcción de la línea de ferrocarril en 1871
Recientemente, hace unas semanas La Gaceta publicó un interesante artículo en el que recordaba que el Ayuntamiento de Cantalapiedra aportó medio millón de reales a la construcción del ferrocarril en 1871. Una cifra considerable teniendo en cuenta que Salamanca aportó un millón de reales. Este dato sirva para que no se olvide el esfuerzo de una villa con la que esta infraestructura tiene una deuda histórica.
Enlace:
La historia del primer tren que llegó a Salamanca: