Como cada domingo de Pentecostés, las gentes de la
Villa de Cantalapiedra acudieron a la ermita para honrar a su patrona, la
Virgen de la Misericordia. Tres días de
procesiones componen estas fiestas religiosas celebradas por los vecinos de Cantalapiedra
en el tiempo primaveral.
Aunque mucho tiempo atrás, estos actos comenzaban el
lunes, poco después se adelantó al domingo, porque mucha gente de este pueblo
ya vive fuera o trabaja en otro lugar y así se les ofrece la oportunidad de
disfrutarla.
La misa de la Virgen, aun se canta en latín con gran
devoción y al finalizar se entona una salve, que en cerca de cinco minutos concentra
grandes dosis de la emoción y el sentimiento que produce escuchar el acento de
las gentes de esta Villa pronunciando este himno de alabanza al unísono.
Este año los mayordomos de la fiesta son los nacidos
en 1948. Entre otras cosas, acompañan a la Virgen durante todo el recorrido,
financian la música, ofrecen un convite después de las ceremonias y comparten
comidas de confraternidad.