Un día triste
Ayer fue un día triste. La fría y húmeda niebla se sentía sin tan siquiera haber bajado del coche, sin haber dejado de sentir físicamente la potente calefacción.
Nadie en casa, todo el mundo estaba en una despedida. Un adiós a una persona única. Una mujer que ha pasado inadvertida en el ámbito de la molestia, una madre luchadora. Se ha ido de nuestro lado, del lado de su marido, de sus hijos. Ha dejado un hueco vacio en el pueblo, entre todos los que la conocían.
Cantalapiedra está muriendo, se ve en cada pérdida. (Coto,  Espinel, Zazo,.. y otros/as)
El padre José Luis Quintero acierta en pocas palabras, de tal manera que, según nos recuerda el camino diario de María Antonia del Girón a la Iglesia nos hizo verla, sentir su presencia.
Una persona que exteriorizaba todo positivamente. Ni daba trabajo, ni lo quería, ni mostraba los dolores que en algún momento todos llevamos dentro.
Una mujer a la que, sin duda, Dios tendrá ya en un lugar muy especial.

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