Sábado a las doce y cuarto


El cielo estaba cerrado y la lluvia amenazando. La plaza llena de coches y vacía de personas, solamente  los baratillos recogían los enseres porque Cantalapiedra entera estaba en una despedida.

     La tristeza cubre la Buena Villa cuando las campanas tañen el lento sonido de la muerte que tanto atenaza en un lugar de población en edad avanzada. A veces, los finales llegan cuando menos se esperan y, si son como en esta ocasión, en personas que no son mayores el sobrecogimiento es mayor.



2 comentarios:

  1. Leo asiduamente tu blog... soy de Cantalapiedra y me agrada estar al tanto de lo que sucede en mi pueblo., Hoy con este artículo me has dejado una terrible incertidumbre...¿Quién ha muerto?

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  2. El funeral del sábado fue por un hombre joven. He realizado la reseña porque me pareció algo que conmovió al pueblo.

    Cualquier cosa, puedes preguntarme a través del e-mail: jorgeholguera@gmail.com

    Gracias

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