Los grandes silos de Cantalapiedra

Esta mañana, 14 de mayo de 2014, en los silos de Cantalapiedra  la Junta de Castilla y León, que tenía la cesión de estos edificios, ha realizado la entrega formal de las llaves al Fondo Español de Garantía Agraria del  Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, que a día de hoy es su propietario. 
Al parecer, el ministerio recupera estas instalaciones para su puesta en venta. A partir de ahora, el siguiente paso será la tasación que tiene como fin otorgar un valor a los grandes silos de Cantalapiedra

Hay que retornar aquella época en la que Cantalapiedra fue el primer término de España donde se realizó la concentración parcelaria para comprender la necesidad de estas infraestructuras. La concentración parcelaria agrupó las superficies de cultivo para poder ser trabajadas con maquinaria y tractores. De la mano de esa concentración, llegaron mejoras como la capacitación agraria. Dos herramientas, que sin duda hicieron que la producción cerealista aumentaran, en Cantalapiedra y en toda España. El aumento de la producción en trigo en la cosecha de 1956 arrojó cifras superiores en un 7% a la de 1955. 
El Servicio Nacional del Trigo fundado en 1937, aumentó las superficies cultivadas y después se afanó en mejorar las formas de trabajar el campo, para aumentar la producción. Aquí entra en juego la necesaria construcción de una Red Nacional de Silos.

Antes de que existieran los silos, el labrador tenía que vender la cosecha una vez recolectada la producción. Por un lado, los agricultores necesitaban el dinero, por el otro, no disponían de naves para su almacenaje. Esto hacía que, en ese momento, hubiera exceso de oferta y los precios fueran ínfimos. Por ende, en otras épocas del año, cuando el cereal no estaba en manos de sus productores, los precios eran muy altos y el cereal escaseaba para el consumidor.

El silo vino con dos fines muy positivos para la nación, por un lado para favorecer la economía del agricultor que hasta entonces era víctima de los especuladores cerealistas, por el otro, mediante su mecanismos de almacenaje de cereal cuando abundaba y de darle salida cuando este escaseaba, mantener asegurada la existencia de esta materia prima esencial para el alimento del pueblo español, el pan.

Los silos de Cantalapiedra son de los más grandes de la provincia. Aunque, al parecer, los datos relativos a los silos de Cantalapiedra escasean, se puede hacer alusión a ciertas informaciones que hablan de unas instalaciones de las más trascendentales en la historia de España. Se encuentran situados en un terreno que ocupa alrededor de 3300 metros cuadrados. Los dos silos de Cantalapiedra tienen una capacidad, cada uno que oscila entre las 12.300 y las 15.000 toneladas de grano según se ha publicado en unos medios y otros durante estos días. Hay un silo de tipo C con capacidad de 1.650 toneladas y otro de tipo D con capacidad de 3.250 toneladas. No hace tanto que han funcionado, pues hace unos años se reparo su báscula y se realizó el vallado del recinto donde estos edificios se encuentran. Hay que destacar que a parte de estos dos grandes edificios, en dicho terreno también hay una caseta y una nave central. 
Según las crónicas históricas de 1957, en Cantalapiedra ya había en funcionamiento una capacidad de almacenaje de 490 vagones de tren. Mediante las órdenes del Ministerio de Agricultura de fechas 26 de julio y 27 de noviembre de 1946 fue aprobado un anticipo de la Red Nacional de Silos en el que se preveía la construcción de los silos de recepción Cantalapiedra.

En la memoria colectiva de la localidad queda un recuerdo de lo que fue el funcionamiento de los silos, que daban empleo a numerosas personas de la localidad, sobre todo en las épocas de almacenamiento. Las personas que vivieron el funcionamiento de los silos tampoco pueden olvidar el incesante ir y venir de remolques y camiones llegados de todas las parcelas de labor de la localidad y de los pueblos cercanos, donde el cultivo rey ha sido el cerealista.

En un recuerdo reciente tenemos al jefe de Silos de Cantalapiedra, el señor Baudilio. Una persona muy apropiada para esta labor, por su seriedad, honestidad y personalidad. Valores muy merecidos de recordar que debieran de ser retomados por muchas personas con cargos de responsabilidad.