88 años después del fallecimiento del Apóstol del Amor Misericordioso

En el presbiterio de la iglesia del convento del Sagrado Corazón de Cantalapiedra reposan los santos restos del padre dominico Juan González Arintero, maestro en divinas y naturales disciplinas, eminente restaurador de la mística y Apóstol del Amor Misericordioso
Hoy, 20 de febrero de 2016, se cumplen 88 años de su fallecimiento en el convento de San Esteban de Salamanca (1928). El cuerpo de este Siervo de Dios se custodia en el presbiterio de la iglesia del monasterio de clarisas de la Buena Villa. A Cantalapiedra llegaron un 2 de julio de 1941, cuatro días antes de fallecer la fundadora de la comunidad de religiosas de clausura de esta buena villa, Madre María Amparo del Sagrado Corazón, quien a sabiendas que Arintero ya no vivía, había predicho que le vería antes de gozar del descanso. Según palabras de una hermana que conoció en vida a la venerable Madre Amparo este deseo de la fundadora se cumplió y pudo contemplar los restos del que fuera cofundador y colaborador imprescindible de esta obra para alabanza a Dios. 

Ese año, en que la comunidad de clarisas están llenas de satisfacción por contar en su templo con la Puerta Santa de la Misericordia, cobra especial relevancia padre Arintero, quien consagró sus seis últimos años de vida "principalmente a la difusión de la Obra del Amor Misericordioso", según recuerda el padre dominico Manuel Ángel Martínez. Fe de ello da el cuadro de enormes dimensiones, de un Cristo crucificado, que representa al Amor Misericordioso, y está situado a la derecha del altar mayor del convento de Cantalapiedra.






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