Este uno de noviembre no ha pasado desapercibido en Cantalapiedra, donde se ha rendido un recuerdo a los seres queridos que ya dejaron esta vida terrenal. Las muestras de cariño se han visto en diferentes lugares, principalmente en el campo santo, pero también en la ermita. Un ejemplo es el que nos relata Consuelo Sanchez, que aprovechó la mañana del día de Todos los Santos para plantar un madroño en memoria de su padre para que “cuando la Virgen haga su recorrido, el madroño haga un saludo a tan linda Señora”.
Consuelo Sánchez explica que tan sólo logró sacar adelante un madroño, de los tres que cuando despedían a su padre les dieron a ella y sus hermanos, es decir, uno por cada hermano.
“Mi padre como gran devoto de la Virgen siempre estaba diciendo que un paseo por la ermita sería lo que más echara en falta en su muerte”. Consuelo puso empeño en que “no se marchitaran los madroños” para ponerlo en el pueblo. Entonces, “al quedar solo uno y él ser de ese pensamiento, ¿qué mejor homenaje que plantar el madroño en la ermita en su memoria y así cuando la Virgen haga su recorrido, el madroño haga un saludo a tan linda Señora?, anota Consuelo y concluye: “Sólo esa historia es la del madroño. Un madroño en Cantalapiedra”.
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