La
reciente inauguración del Centro Integral de San Juan de la Cruz en la cercana localidad abulense de Fontiveros toca
muy de cerca a Cantalapiedra.
El patrón de los poetas (San Juan de la
Cruz) , nació en Fontiveros en 1542, época en la que Cantalapiedra se gloriaba
de ser la localidad salmantina más famosa.
Este religioso místico fue contemporáneo
de Santa Teresa de Jesús. Ambos se conocían y comparten el honor de ser unas de
las más altas figuras literarias en castellano escrito. Todos hemos estudiado en la escuela la
obra literaria mística de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Fueron
parte del clero medieval, escritores y poetas.
Ambos santos, vivieron parte de su vida
muy cerca de nuestra querida Cantalapiedra y en ocasiones pasaron por aquí, por
ello, todo lo que tenga que ver con ellos es parte de esta nuestra Muy Buena
Villa.
Recordamos una de las poesías más
conocidas de San Juan de la Cruz:
Coplas del alma que pena por ver a Dios
Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
1. En mí yo no vivo ya,
y sin Dios vivir no puedo;
pues sin él y sin mí quedo,
este vivir ¿qué será?
Mil muertes se me hará,
pues mi misma vida espero,
muriendo porque no muero.
2. Esta vida que yo vivo
es privación de vivir;
y así, es continuo morir
hasta que viva contigo.
Oye, mi Dios, lo que digo:
que esta vida no la quiero,
que muero porque no muero.
3. Estando ausente de ti
¿qué vida puedo tener,
sino muerte padecer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí,
pues de suerte persevero,
que muero, porque no muero.
4. El pez que del agua sale
aun de alivio no carece,
que en la muerte que padece
al fin la muerte le vale.
¿Qué muerte habrá que se iguale
a mi vivir lastimero,
pues si más vivo más muero?
5. Cuando me pienso aliviar
de verte en el Sacramento,
háceme más sentimiento
el no te poder gozar;
todo es para más penar
por no verte como quiero,
y muero porque no muero.
6. Y si me gozo, Señor,
con esperanza de verte,
en ver que puedo perderte
se me dobla mi dolor;
viviendo en tanto pavor
y esperando como espero,
muérome porque no muero.
7. ¡Sácame de aquesta muerte
mi Dios, y dame la vida;
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte;
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero,
que muero porque no muero.
8. Lloraré mi muerte ya
y lamentaré mi vida,
en tanto que detenida
por mis pecados está.
¡Oh mi Dios!, ¿cuándo será
cuando yo diga de vero:
vivo ya porque no muero?