La primera Feria Castellana de Cantalapiedra cosecha doble
éxito, en visitas y en número de puestos de venta. La localidad vivió ayer una
primera jornada de mercado animada por diversas actividades para niños y
mayores. Las dulzainas de la escuela local animaron la apertura de la misma a
las 12 de la mañana. Para entonces ya había personas transitando entre los
cerca de treinta puestos de venta. Entre los expositores destacaban los artesanos
de todos los ámbitos.
En la plaza Ramón Laporta de Cantalapiedra se dieron cita vendedores procedentes de la propia villa, de otras localidades cercanas como Fresno el Viejo, de Salamanca capital y otras localidades. Es difícil ofrecer una cifra segura a los numerosos visitantes que llegaron ayer a la villa más castellana de Salamanca con motivo de su nueva feria. En momentos puntuales era difícil transitar por la calle creada entre las dos filas de puestos de venta que ocupaban la mitad de la gran plaza de la villa.
Hubo espectáculos para todas las edades repartidos durante toda la jornada, desde un cuentacuentos, talleres de pulseras para niños hasta bailes de jotas para la recreación de todos los asistentes. Tampoco faltó la animación de personajes medievales, como los pícaros, nobles y caballeros que recorrieron el mercado animando la jornada.
En la plaza Ramón Laporta de Cantalapiedra se dieron cita vendedores procedentes de la propia villa, de otras localidades cercanas como Fresno el Viejo, de Salamanca capital y otras localidades. Es difícil ofrecer una cifra segura a los numerosos visitantes que llegaron ayer a la villa más castellana de Salamanca con motivo de su nueva feria. En momentos puntuales era difícil transitar por la calle creada entre las dos filas de puestos de venta que ocupaban la mitad de la gran plaza de la villa.
Hubo espectáculos para todas las edades repartidos durante toda la jornada, desde un cuentacuentos, talleres de pulseras para niños hasta bailes de jotas para la recreación de todos los asistentes. Tampoco faltó la animación de personajes medievales, como los pícaros, nobles y caballeros que recorrieron el mercado animando la jornada.