La buena villa de Cantalapiedra ha terminado el otoño y ha comenzado el invierno camuflada bajo la blanca y húmeda espesura de la fría niebla.
Después de un otoño que comenzó con temperaturas suaves y veraniegas, marcado por las lluvias y al final con escasos días de ligero hielo, llega un invierno que entra húmedo, frío y blanco bañado en la espesura de la niebla. El pasado miércoles 17 por la tarde ya había niebla y poco a poco este fenómeno atmosférico se ha ido asentando. Las nubes al ras del suelo han acompañado a los vecinos de la buena villa desde entonces y han ocultado la silueta del sol y de la luna en la Nochebuena y la mañana de Navidad.
Estos días de niebla se caracterizan por la frialdad del clima y la tristeza que causa el no ver brillar el sol que, de otra manera resplandecería estos días del solsticio de invierno.
Cuando la niebla no levanta como sucedió ayer, bien se puede decir que todo el tiempo es noche, oscura al ocultarse el sol y blanca mientras el sol realiza su recorrido diario desde su salida hasta el ocaso del día.
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