Ni el frío, ni todos los problemas
que preocupan a las gentes de Cantalapiedra pudieron ocultar la belleza de la
fiesta de las águedas.
El pasado jueves, día de Santa Águeda, era
casi la una del mediodía cuando un grupo de elegantes mujeres empezaron a
reunirse en la plaza mayor de Cantalapiedra. Eran las águedas que habían quedado en
la plaza de Ramón Laporta para dirigirse hasta la casa de las mayordomas de
este año, Carmina Macías Flores y Puri Sánchez.
Tal y como es costumbre en
Cantalapiedra, lo hicieron acompañadas de música, en este caso del grupo de
dulzaineros El Laurel. Las mujeres iban caminando hacia la casa de las dos
mayordomas y desde allí, con ellas y otras águedas del Girón y el resto de
barrios de esa zona del pueblo volvieron en dirección a la plaza mayor. Se
dirigían al Ayuntamiento, donde Juani, la alcaldesa haría entrega del bastón de
mando a Patro Macías.
Era una estampa digna de contemplar, porque a la
elegancia de cada mujer se sumaba la de las mayordomas y una acompañante con
cada una, eran Mari Carmen Alconada y Ana Sánchez que iban vestidas con trajes
charros, al igual que ambas mayordomas. Sólo que estas últimas portaban las
varas de la cofradía.
La fiesta continuó con misa, una bonita procesión,
convite posterior y otra serie de reuniones de estas mujeres que cerraron ese
día con un baile en el Salón Pósito. La música estuvo a cargo del grupo de
dulzaineros El Laurel. Julio, con el bombo; Angelito, con la caja, Alberto,
Mario y Rubén, con las dulzainas, contribuyeron a hacer que la fiesta fuera más
alegre con su acompañamiento musical. Las águedas continuaron divirtiendose el
viernes con diversas actividades.
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