La II Feria Castellana de Cantalapiedra ha estado cargada de alicientes positivos en numerosas vertientes, entre las cuales, destacar la artesanía, promoción y diversión.
La Feria Castellana se ha convertido en un escaparate de excepción para dar a conocer la buena Villa y muchas de sus virtudes. En su segunda edición, esta feria va madurando y cercando los objetivos de la misma.
En lo que se refiere al aspecto artesanal, aunque son pocas las iniciativas de este tipo en la localidad, la feria sirvió para recordar que la artesanía puede ser un recurso para quienes quieran establecerse en la villa.
En cuanto a promoción, esta feria es una herramienta, que el Ayuntamiento y las asociaciones ponen a disposición de los negocios de forma gratuita para dar a conocer sus productos y servicios. En esta ocasión participaron como actividades locales, Creaciones Valery, bisutería Yolanda, la casa rural de Agustín y Leticia dentro de Turismo Fresno y como empresa agroalimentaria, carnicería Ángel Esteban.
En el apartado diversión, pero también promoción, se puede encasillar la animación puesta por la agrupación de dulzainas de la Villa de Cantalapiedra y el broche de oro puesto por el grupo de paleo con su actuación.
Además fueron muy entretenidos los talleres, a destacar el de alfarería, el de 'Espíritu charro' llevado a cabo por Carmen García Guerras, y la degustación de picadillo que repartió carnicerías Ángel Esteban.
Entre otras cosas la feria estuvo animada gracias a los cómicos del Terententen. No se puede olvidar la presencia del guacamayo, que es un ave tropical, que llevó Javier García, biólogo del parque zoológico de Fresno el Viejo.
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