La Muy Buena Villa de Cantalapiedra se ha despedido de los alegres días veraniegos con las primeras lluvias otoñales. Esas que la semana que termina han regado los secos campos que ocupan principalmente estos días a los agricultores del lugar.
El frio ya se hace sentir y la humedad del ambiente que se evidencia con ligeras nieblas matinales. Las mismas que otorgan a la silueta del paisaje una melancólica estampa de recogimiento.
Los amaneceres y las puestas de sol en estos primeros días del equinoccio de otoño son especialmente impactantes siempre y cuando las nubes no ocultan al cien por cien este fenómeno que privilegia a los buenos vecinos de esta buena villa.