Es uno de agosto y las eras de Cantalapiedra están vacías, porque los agricultores han tenido que vender sus cereales para hacer frente a las pérdidas de la campaña pasada. Esta situación de debilidad, conocida por quienes dominan los mercados, ha sido utilizada para bajar los precios a niveles irrisorios y ridículos, ya que en muchos casos no ofrecen la posibilidad de cubrir los gastos de producción del propio cultivo. Los agricultores cerealistas de Cantalapiedra, Salamanca y Castilla y León, suman un segundo año de falta de beneficios a causa de los bajos precios marcados por las fuerzas que dominan los mercados.
Casualidad, que esas personas (especuladores) que se lucran del sudor de los agricultores simplemente moviendo el dinero, hacen que suba el precio del cereal, conocedores de que este está en sus manos, tras adquirirlo a precios ridículos. Son estos especuladores los que ahora harán que el grano llegué a precios de oro al ganadero, sin que la Administración defienda ni al trabajador (agricultor y ganadero) ni al consumidor (ciudadanos).
Casualidad, que esas personas (especuladores) que se lucran del sudor de los agricultores simplemente moviendo el dinero, hacen que suba el precio del cereal, conocedores de que este está en sus manos, tras adquirirlo a precios ridículos. Son estos especuladores los que ahora harán que el grano llegué a precios de oro al ganadero, sin que la Administración defienda ni al trabajador (agricultor y ganadero) ni al consumidor (ciudadanos).
Tras una campaña de extrema sequía y enormes pérdidas para el sector de la agricultura, se suma un segundo año de nulos beneficios para los cerealistas, a causa de los bajos precios a los que se está vendiendo el grano.
Los agricultores de Castilla se ven indefensos ante una situación de debilidad marcada por la escasa actuación de las administraciones autonómica y estatal y sobre todo por el gran poder de los grandes almacenistas que dominan el mercado, marcando precios que a ellos les aseguran sus ganancias aunque a costa de ello, los agricultores tengan que cargar sobre sus espaldas pérdidas que repercutirán, más tarde o más temprano en la situación económica, sobre todo, del medio rural.
Los agricultores de Castilla se ven indefensos ante una situación de debilidad marcada por la escasa actuación de las administraciones autonómica y estatal y sobre todo por el gran poder de los grandes almacenistas que dominan el mercado, marcando precios que a ellos les aseguran sus ganancias aunque a costa de ello, los agricultores tengan que cargar sobre sus espaldas pérdidas que repercutirán, más tarde o más temprano en la situación económica, sobre todo, del medio rural.
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