Ayer comenzaron 15 días más de extensión del estado de alarma
El coronavirus ha cambiado la vida de España, parte del mundo y de Cantalapiedra.
El pasado sábado el presidente del Gobierno dio a conocer el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.
Desde entonces, y principalmente a partir del lunes, 16 de marzo, la vida cotidiana de Cantalapiedra se trasformó para evitar el contagio de tan temida epidemia. Los bares cerraron y se paralizaron todas las actividades sociales de la localidad. Dejó de abrir el colegio, el instituto y la guardería. También dejo de funcionar la biblioteca. Los comercios de alimentación y productos básicos modificaron todos o casi todos sus horarios para abrir sólo por las mañanas. Las pocas personas que salían por la mañana, empezaron a coger el hábito de usar mascarilla, y muchas también guantes. Se estableció la distancia de seguridad superior a un metro entre persona y persona. Por dicha razón en las tiendas se entra de uno en uno, es decir, mientras una persona compra, el resto esperan en la calle.
Si es destacable el ver las calles de Cantalapiedra vacías el resto del del día, resulta impactante la estampa de cada mañana en la plaza y calles con tiendas, donde el temor define la imagen. Las personas que acuden a las tiendas, lo hacen por obligación, y quienes lo hacen se distancian unas de otras para evitar contraer el virus. Por suerte, parece que aún no ha llegado a Cantalapiedra el coronavirus, aunque la semana pasada se detectaron dos casos en la zona básica de salud, al parecer ambos en Tarazona de Guareña.
Otros negocios si trabajan es a puerta cerrada. A partir de esta semana muchos también cerraran debido a las nuevas medidas aprobadas por los dirigentes de la nación.
El centro de salud y la farmacia siguen funcionando y, auxiliares, enfermeros, médicos, administrativos y demás personal cada día son los más expuestos en estos momentos. También quienes atienden desde sus establecimientos, los mensajeros que llegan con lo necesario para el pueblo y otras personas.
El restaurante se ha adaptado a la situación ofreciendo menús económicos, a seis euros a domicilio, también el mesón ofrece la entrega a domicilio. Las tiendas entregan sus productos en el hogar a quien se lo solicita. Ahora, el Ayuntamiento también ha puesto a disposición de las personas que lo necesiten, la posibilidad de que los empleados municipales realicen esos encargos de productos básicos necesarios. Estos mismos trabajadores estaban esta mañana entregando mascarillas reutilizables, de las que han elaborado las hermanas clarisas, a quien las pueda necesitar.
La primavera está en pleno apogeo, decorando los campos del término con intensos colores, verdes de los cereales, amarillos de las colzas, pardos de los barbechos y mixtos de otros cultivos como los guisantes.