Los cauces del rio Guareña,
a su paso por el término municipal de Cantalapiedra y del rio Trabancos, como
segundo rio más cercano al término de Cantalapiedra, han recuperado este
invierno un nivel de agua fluido, en mayor o menor medida.
La vuelta de las aguas al Trabancos, hoy rio intermitente de arena, recuerda aquellos tiempos en que, según nuestros mayores, hacías un agujero y manaba agua.
Aún se conservan algunos de los muchos labajos que había en el término. El Pascobar quizá sea el más grande de todos. Otros son el Chico, el Grande, Real, Santa María, de las Palomas,..
En Cantalapiedra siempre han escaseado las aguas superficiales. Sí ha destacado, en Cantalapiedra, la abundancia de aguas subterráneas, incluso la antigua existencia de pozos artesianos que hacían manar el agua a la superficie, uno de ellos se encontraba en el patio de armas de lo que fue el castillo de Cantalapiedra, justo donde se encontraba aquella fuente de ladrillo a la que se iba a buscar agua en cántaros y que tanto se añora en la Villa. Otro ejemplo es el de la cantidad de manantiales que existían, proporcionando agua a los trabajadores del campo por diferentes puntos del termino durante todo el año, incluso en los meses más calurosos del verano.
La vuelta de las aguas al Trabancos, hoy rio intermitente de arena, recuerda aquellos tiempos en que, según nuestros mayores, hacías un agujero y manaba agua.
Aún se conservan algunos de los muchos labajos que había en el término. El Pascobar quizá sea el más grande de todos. Otros son el Chico, el Grande, Real, Santa María, de las Palomas,..
En Cantalapiedra siempre han escaseado las aguas superficiales. Sí ha destacado, en Cantalapiedra, la abundancia de aguas subterráneas, incluso la antigua existencia de pozos artesianos que hacían manar el agua a la superficie, uno de ellos se encontraba en el patio de armas de lo que fue el castillo de Cantalapiedra, justo donde se encontraba aquella fuente de ladrillo a la que se iba a buscar agua en cántaros y que tanto se añora en la Villa. Otro ejemplo es el de la cantidad de manantiales que existían, proporcionando agua a los trabajadores del campo por diferentes puntos del termino durante todo el año, incluso en los meses más calurosos del verano.
Hoy, al menos aún se conserva,
la Fuente del Leganar, de la que, de su agua de consistencia lechosa se decía medicinal
con propiedades beneficiosas para el riñón.