Cantalapiedra rindió culto a la Virgen de la Misericordia por segundo día consecutivo, ayer lunes 5 de junio. Hubo misa, procesión y convite durante más de cinco horas. José Luis Quintero fue el sacerdote encargado de la celebración eucarística, arropado por los quintos nacidos en 1977, los mayordomos de este año, que como él se sentaban mirando al público en el presbiterio de la querida ermita. La elegancia de los asistentes se hizo notar, también la emoción que despierta la misa cantada en latín por los fieles, pero una de las notas clave de la celebración, sin duda, fueron las palabras de José Luis Quintero, cargadas de sentido y buenas intenciones. Aprovechó la oportunidad de hacer referencia a la reciente restauración de la imagen de la talla de la Virgen para manifestar que "seguramente este año podemos volver nuestros ojos a la madre de la Misericordia y al verla más rejuvenecida y bella, sentirnos más amados y más hijos". También invitó a "reconocer y agradecer la herencia que hemos recibido llamando a la Virgen, la Virgen de la Misericordia, porque nos muestra como Dios es. Al mirar su imagen reconocemos la Misericordia de Dios para entender los acontecimientos. Celebramos que la Virgen de la Misericordia nos encuentre". Destacó la importancia de la Virgen "para que nos haga misericordiosos, tenemos que perdonarnos nuestros propios errores, ¿quién no se ha equivocado alguna vez, quién no ha tenido que pedir perdón alguna vez, quién no ha esperado que alguien le mire con gesto de perdón de paciencia y de misericordia?, es que lo necesitamos. Necesitamos de la misericordia con nosotros mismos y de la misericordia con los demás; necesitamos mirarnos con misericordia entre nosotros mismos, para evitar los enfrentamientos, algo de misericordia necesitamos todos. Todo ser humano necesita una segunda oportunidad empezando por nosotros mismos, porque Dios nos la regala, nos da la capacidad de hacer el bien, pedir perdón y de mirarse con misericordia"
Además el sacerdote invitó a los asistentes a que, antes de realizar el gesto de la paz, pusieran imagen a aquellas personas con las que les gustaría reconciliarse. Todas estas palabras y otras tantas pronunciadas bajo la mirada y el acogimiento de la Virgen de la Misericordia, a la que tanta devoción y cariño ofrecen los vecinos de Cantalapiedra.
La procesión dio de sí cientos de besos a la Virgen y otros signos de cariño, también el baile de la Taranina y la subasta alcanzó los 800 euros por portar las andas de adelante y 350 por las de atrás. Después el convite en el Salón Pósito.