La III Feria Castellena de Cantalapiedra atrajo ayer a la localidad a artesanos de diversos sectores y a personas de diferentes lugares. Este escaparate se caracterizó por la buena organización y la distribución de los artesanos bajo la gran carpa y frente a la fachada del Ayuntamiento. La tercera edición consecutiva de este mercado sirvió para consolidar la fama de este evento cargado de alicientes. A parte de las demostraciones programadas y de los talleres, la feria tomó vida propia dando de sí actividad en cada uno de los puestos de los artesanos y generando multitud de sensaciones entre los asistentes.
Entre las demostraciones improvisadas en la feria, una fue la de Rosa María Cepa con su telar portátil, gracias al que pudo demostrar lo que hace en su taller de El Bodón, también se pudo ver como elaboran las rosquillas fritas de La Espiga de Castilla desde el año 1894, gracias a otra de tantas demostraciones puestas en escena ayer. Los sentimientos pasaron por la alegría y diversión de los más jóvenes a la admiración y sorpresa por las novedades, sin dejar de lado la añoranza que genera recordar oficios como el del telar, la alfarería, los queseros,.. y otros de los que en su día Cantalapiedra fue referente. Se pudo presumir de artesanas locales actuales gracias al puesto de Creaciones Valery y el de Carnicería Ángel Esteban. También se dieron muestras de solidaridad, por ejemplo a través del puesto de Feafes Salud Mental Salamanca, que atendieron las hermanas Rosa Illera y Alicia Illera.
MUY BUENO JORGE.
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