En la tarde del 16 de septiembre, una casa de la Villa de Cantalapiedra, situada en la esquina de la calle Tejedores con la calle Larga, echó a arder sorprendiendo y alarmando al vecindario.
El peligroso incendio que devoraba la casa por momentos, dejaba una cortina de humo que se veía a kilómetros de distancia.
Las gentes de Cantalapiedra actuaron rápidamente, hasta que después de más de una hora aparecieron los equipos de emergencias y bomberos, encargados de rematar el trabajo de extinción de este peligroso incendio que se llevó consigo una enorme casa de dos plantas de altura y con muchos años de antigüedad en la que, por suerte, no residía nadie.
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