Procesión del Domingo del Señor sin misa en el Girón y sin bendición de un altar

El último altar de la procesión del Domingo del Señor se quedó sin la correspondiente bendición o parada del Santísimo a su paso por el mismo. Ayer tuvo lugar la última de las actividades religiosas de las fiestas sacramentales en la calle. Antes, este día se celebraba la misa en el barrio Girón. Se trataba de algo que se ha mantenido durante décadas y cuya supresión significó gran disgusto para las vecinas de esta zona de la villa. No obstante, ellas (no todas porque muchas personas ya están desistiendo de participar) han vuelto a decorar el altar en lo alto del templete donde el padre pronunció unas palabras y se realizó la bendición de dicho altar, lo mismo sucedió con los otros dos o tres que la comitiva se encontró a su paso, salvo con el último, por el que la procesión pasó de largo. Al parecer, según relatan quienes lo presenciaron, ante la sorpresa de unos, disgusto de otros y desazón de casi todos, el sacerdote siguió hacia adelante rumbo a la iglesia, sin detenerse en el altar que se había dispuesto en la plaza mayor, debajo del soportal de María y Teresa, en el cual esperaban los niños de comunión con los pétalos de rosa y otras personas para cumplir con el ritual habitual. Parece ser que el padre no quiso parar por la cercanía de una terraza que normalmente está dispuesta en esa zona. Teniendo en cuenta que eran prácticamente las dos del mediodía es normal que haya gente en las terrazas. Pero quizá sea esta la lógica de la reacción del párroco que portaba la custodia con el cuerpo de Cristo. 
Hay que ponerse en la piel de quienes trabajaron por la mañana para decorar ese espacio,vecinos que se unieron para unos aportar sus mejores mantas, otros ir a por flores por todos los jardines del pueblo, aquellos subirse a la escalera a colgar los tejidos, y todos sentirse en cierto modo quizá frutados. Opino e imagino como se pueden sentir estas personas, incluso las que esperaban con los cestos en las manos para arrojar los pétalos de rosa al Santísimo Sacramento.
Imagino aquella situación: las personas que portaban el palio, las varas de la Cofradía y la cruz y ciriales no sabiendo hacia donde ir; murmullos y reacciones de unos y otros; y todos, asistiendo estupefactos a una contradicción. Desde luego, que fuera así o de otro modo, porque cada cual contará la feria según le fue en ella, esta anécdota es la que marcó la jornada, y estos días es el comentario del pueblo. 

P.D.:
Según relatan quienes asistieron, el sacerdote después explicó en la Iglesia que no se había parado porque estaba la terraza de un bar puesta. Pero lo que no parece lógico es que él mismo no pidiera a la los dueños de la terraza que la apartaran, pues la procesión había pasado al principio por allí  (más de media hora antes). Dicen que la procesión, cruz (que portaba el actual alcalde), palio y asistentes quedaron detenidos en el altar y ante la sorpresa de todos, el padre continuo caminando con la custodia el solo hasta la iglesia. Donde entró dejando la procesión atrás. Nadie se lo esperaba. Lo cierto es que se trata de una estampa insólita y extraña que no caerá en el olvido de la memoria colectiva.













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